Hace justo un año que no escribo en mi blog. Ha sido un año espectacular por todo lo que ha ocurrido, por todo lo que he aprendido, por todo lo compartido, por todo lo que hemos crecido y por los logros conseguidos.
Ha sido todo tan rápido que tenía la sensación de que cuando quería actualizar esta página es este blog, ya estaba llegando tarde. O por el contrario, a veces no tenía sentido actualizar porque la evolución de los proyectos y los pensamientos llevaban a esperar para contar el final de la historia.
En fin, que tanto y tan rápido me ha hecho enfocar esfuerzos en otros destinos. Pero en este blog, a diferencia de otros en los que escribo (Expansión o SportLife), tengo al libertad de escribir mis opiniones personales, mis pensamientos y mis planteamientos sin tener en cuenta la plataforma y me permite salirme de mis temas habituales que son Educación, Deporte, Talento y Negocios.
Pues hoy es 20 de Diciembre. Es día de Elecciones Generales. Ya he votado y hoy es el día en el que parece que se transforma el panorama político en España. ¡Ya era hora!. No suelo hablar de política. Y me fastidia bastante que la gente utilice su posición para influir en estos temas. Especialmente en el deporte. Me repatea lo que hace el Barça en Cataluña. Me revuelve el estómago ver a Piqué o a Guardiola haciendo política. Y me fastidia lo contrario, políticos utilizando el deporte para sus fines cutres y casposos. Pero hoy tengo que asegurarme que escribo lo que pienso. Realmente no voy a hablar de política sino de personas. Aunque me temo que la conclusión es aplicable.
Dejadme que cambie de tercio por un momento. En el Comité de Dirección de una compañía cualquiera, lo primero que quieres es asegurarte de disponer del mejor talento. Gente que sea capaz de hacer bien su trabajo. Después de eso, lo más saludable es que ese talento forme un equipo heterogéneo, con diferentes puntos de vista, con diferentes prioridades, con varios prismas que pongan encima de la mesa argumentos creativos y variados que se traten con respeto y con curiosidad. Es la única manera de crecer. Si todos dicen lo mismo, si hacen lo mismo y si piensan lo mismo, lo único que garantizas es que no creces, que te estancas y que te quedas atrás. Corres el riesgo de entrar en el cortijismo, en convertir al equipo en “yesmen” y que los súbditos sólo puedan crecer al ritmo del líder de la manada.
Steve Jobs decía: “Mi modelo de negocio es el de los Beatles. Eran cuatro tipos que mantenían las tendencias negativas de cada uno en modo alerta. Se compensaban entre ellos y el resultado total era mucho mejor que la suma de las partes. Así es como veo los negocios: Los grandes logros empresariales nunca los consigue un sola persona sino un equipo”. Clarísimamente, la gestión de la diversidad y la consideración de distintos puntos de vista con una actitud constructiva y orientada a un mismo objetivo es lo que siembra las bases del éxito. En cualquier compañía, al final lo importante es que los directivos “compren” los objetivos y que tengan cierto margen para darle su impronta para conseguirlos.
Hoy, presumiblemente no habrá mayoría absoluta. Parece que los dos partidos mayoritarios van a tener el menor apoyo de su historia, porque hay dos opciones que han conseguido cautivar la ilusión de gente que entiende que el cambio no es moverse de PP a PSOE. Hoy tenemos más opciones. Y eso, a todos los efectos es bueno aunque implica más responsabilidad. Es disponer de más opciones, de más alternativas, de hacer que se espabilen los que se han acomodado ahí arriba, es darnos más voz y es poder enviar mensajes diferentes. Sin duda, es sano para el país.
Sin embargo, nosotros mismos somos los que nos estamos limitando. Ya estamos aceptando que la única manera de que esto funcione es que alguna de estas opciones gane con suficiente margen como para poder hacer lo que quiera durante cuatro años. Lo que nos gustaría es que nuestro partido tenga mando en plaza y creo que estamos en un momento en el que eso es contraproducente. Me parece un error. Sería como tener un comité de dirección en el que todos estén cortados por el mismo patrón, que todos acepten lo que dice el director general y por tanto se limite el crecimiento por la capacidad de uno. Es la garantía de la quiebra. La única duda es el tiempo que tardará en llegar el desastre.
Hoy leía sobre el “peligro real de la ingobernabilidad”. Es JP Morgan diciendo: “Sois unos torpes”. Y lo peor es que puede tener razón. Me parece que creer que no somos capaces de gobernar un país sin mayoría es aceptar nuestra propia mediocridad tanto la de nuestros gobernantes como la nuestra personal. Ya está bien de echar balones fuera. Ya está bien de pensar que nuestra única obligación es votar durante dos minutos y eso nos da derecho a criticar y quejarnos. Ya es hora de exigir a nuestros representantes que se dejen de chorradas y que se pongan de acuerdo por el bien de todos. Ya estamos viendo el ridículo de Cataluña tras sus elecciones. Espero que no sigamos la misma senda.
Hay principios innamovibles que no deberían negociarse porque sería traicionar a los que han votado cualquier opción política. Que se digan a priori y que no se cambien. Ya está bien de limitar las actuaciones estratégicas del país a 4 años (ej. Educación). ¿Somos idiotas?. ¡Nos ponemos nosotros mismo las cadenas!. Es así de sencillo. Porque el modelo de Grouchiano de “estos son mis principios y si no le gustan los cambio” debería ser considerado delito. Es un robo flagrante de voto. De mi voto. Por eso un cambio en la Ley Electoral es necesario. Pero, por ahora, el dinosaurio no parece ver venir el meteorito.
Con la situación actual, creo que vamos a afrontar una prueba de madurez para el país. Vamos a crecer a pesar de nuestra mediocridad, nuestro egoísmo y nuestra falta de educación. Va a ser duro y vamos a sufrir más de la cuenta. Vamos a poner en evidencia nuestras vergüenzas porque a) no sabemos trabajar en equipo por un propósito superior b) nuestros líderes no son buenos políticos y c) nuestros políticos no son buenos líderes.
Creo que la gobernabilidad en minoría es lo mejor que nos puede pasar. Parafraseando a Jobs, creo que “los grandes logros de nuestro país nunca los conseguirá un solo partido sino un varios formando equipo“. La gobernabilidad en minoría es echarnos a los leones para que saquemos nuestro instinto de superviencia. Es dejarnos de chorradas. Si sale bien, creceremos como país y conseguiremos que nuestra casposa clase política evolucione aunque sea poco a poco. Si sale mal, pues también bien, porque tocaremos fondo y el cambio no será una opción, será una imposición. Y lo mejor es que cualquiera de las dos opciones se dé lo antes posible.
A ver qué pasa mañana
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