Dicen que hay dos maneras de modelar el comportamiento de un niño pequeño: a través del refuerzo negativo o del refuerzo positivo. Esto es, algunas personas prefieren la ruta del castigo y penalizar el mal comportamiento y otras prefieren el camino de premiar y potenciar el buen comportamiento de los niños para que entiendan los beneficios de portarse bien y no tanto los perjuicios de portarse mal.
Si hablamos del comportamiento de los adultos, la cosa debería ser parecida. Si miramos a las empresas, las competiciones, las políticas de recursos humanos, los comités de competición, etc… hay dos maneras de intentar influir en el comportamiento de las personas: una es con el refuerzo positivo (bonus, variables, beneficios, ventajas, etc…) y otra es la penalización por no cumplir los objetivos o incumplir las normas (despidos, resoluciones de contrato, reducciones salariales, suspensiones, etc…). Hay muchas discusiones sobre las maneras de motivar a los empleados y a los profesionales pero en casi todas ellas, la conclusión es que las motivaciones extrínsecas son mucho menos poderosas que las intrínsecas. Por tanto, es más eficiente orientarse hacia las motivaciones personales que las profesionales. Pero esto es harina de otro costal.
Todo esto lo pongo encima de la mesa porque este fin de semana he hablado en Expansión sobre el impacto que tienen comportamientos como los de Simeone, Pepe, Stoichkov o Mourinho en nuestro entorno y cómo no se dan cuenta el impacto negativo que provocan. No quiero profundizar más sobre el tema. Ya está amortizado y no tiene sentido más polémica. Mi posición es clara al respecto. Me parece una tragedia. Sin embargo, veo que el Comité de Competición multa a Simeone con 8 partidos de sanción por su comportamiento. Una sanción dura y para mi más que merecida. Y aunque hay cierto debate sobre si es demasiado o no, tampoco es lo que me ocupa aquí hoy.
Lo que me preocupa es que aquí hay dos grandes perjudicados por todo esto: Los clubes que pagan a estos entrenadores y/o jugadores y la sociedad. Los primeros, si lo estiman oportuno, tienen capacidad de defenderse por el perjuicio que les genera un comportamiento así. Pueden incluir cláusulas en los contratos de los profesionales mediante las cuales se les suspende de empleo y sueldo en el caso de comportamientos reprochables, pueden venderlos, pueden sancionarles… en fin, que tienen capacidad de maniobrar. Pero…. ¿Y en el caso de la sociedad? ¿Y en el caso de aquellos padres que están trabajando día a día con su hijo para intentar que tenga un comportamiento correcto? ¿Y los colegios que tienen que aguantar esos comportamientos la semana siguiente? ¿Y los entrenadores de base? Resulta que viene la estrella mediática de turno mordiendo a un rival o metiéndole el dedo en el ojo a un colega y te tira mucho de ese trabajo por tierra. Porque esos mismos que han demostrado ese comportamiento, unas semanas más tarde, han cumplido la sanción y… como si nada. En el mejor de los casos, se han disculpado y… a otra cosa. Y en otros casos, encima, mientras cumplen su sanción son todavía más mediáticos riéndose del sistema. Porque, que sancionen a un entrenador y que pueda estar con un teléfono móvil dando instrucciones desde el campo (o desde su casa, me da igual)… como que me da la risa.
En fin, que creo que a esto se le debería dar una vuelta. Y propongo lo siguiente: Ya que el comportamiento de estos personajes tan mediáticos tiene tanto impacto en la sociedad… que se utilice esa capacidad de impacto para compensar (en la medida de lo posible) el daño causado. Si cometes un error de esa magnitud… además de la sanción deportiva que corresponda, hay que ser consecuente con el perjuicio a la comunidad. Y el arrepentimiento no es suficiente. Creo que estos personajes de tanto calado social tienen que ser conscientes de su impacto. Y esa conciencia no es fácil de tenerla presente cuando estás rodeado de éxito, de personas que te hacen sentir el centro del universo y de un sistema que te aísla de la realidad. Podemos transformar el problema en una oportunidad… podemos hacer que aquellos que estén en el centro de la noticia por comportamientos reprochables, aprovechen esa notoriedad para aportar a causas loables. Algo parecido a los servicios comunitarios.
En EEUU, si la cagas a lo bestia conduciendo o te sancionan de manera reiterada, te dan la alternativa de prisión o un número de horas de servicios comunitarios. Hemos visto a un montón de personajes relevantes (ej.- Naomi Campbell, Boy George, Paris Hilton o Lindsey Lohan) barriendo las calles o pintando paredes. Y no pasa nada. Por lo menos… eso que devuelven por sus “pecados”. Eso lo hacen ellos como lo haría cualquier persona normal que cometa sus mismas fechorías. Pero, ¿y si esos servicios, además tuvieran una causa interesante? Una causa que mereciera la pena. Una causa que se beneficie de la notoriedad que un personaje de este calibre puede crear. Bien sea por su impacto a nivel internacional si es una súper estrella o a nivel local si está jugando en una competición menor.
Mi propuesta es que se genere un registro de causas y proyectos que tengan un impacto positivo en nuestra sociedad (colegios, fundaciones, asociaciones, iniciativas, etc…). Y que esas causas sean las beneficiarias del tiempo y del impacto de un deportista que comete un error de bulto. Que se definan bien esos errores de bulto como los tiene definidos el Comité de Competición. Que la sanción tome en cuenta tanto el aspecto deportivo como el aspecto social. Y que, además de la suspensión de partidos, la sanción implique: a) una dedicación a “servicios comunitarios” o llamémosles “servicios compensatorios” o b) una aportación económica importante para que otros generen el impacto positivo a su costa. La b) no es tan buena como la a) porque algunos comprarán su salida pero al menos financiarán proyectos del que nos beneficiemos todos y no se queda en su propio deporte. De alguna manera tienen que responder por haber cometido la irresponsabilidad de poner en tensión la labor educativa que hacer muchos padres, profesores y entrenadores día a día. De esta manera, habremos transformado una amenaza en una oportunidad
Además, con una inmersión en ciertas causas y proyectos… a lo mejor, a alguno de estos deportistas se le despierta un lado solidario que, de otra manera permanecería dormido. ¡Pero eso sería un bonus!. De esta manera, si se percibe un beneficio por el impacto en la sociedad, por la conciencia de ayudar o incluso en la imagen del deportista haciendo algo bueno para todos (refuerzo positivo) habremos transformado un el castigo (refuerzo negativo) en una oportunidad para mejorar. Beneficios de portarse bien sobre los perjuicios de portarse mal. ¿No era de eso de lo que habíamos empezado a hablar?.
Bueno, pues ahí queda eso!!!
Alberto dice
Gran artículo. Enhorabuena.
Me han encantado sus propuestas, muy interesantes. Cuando estuve viviendo en USA, en mi Universidad convertían ese “problema” del que habla en una oportunidad. Los deportistas eran un ejemplo para los estudiantes de la Universidad, así como para los espectadores que acudían a los partidos.
Por supuesto, es una pena que algunos futbolistas como Arbeloa no piensen así…http://www.jotdown.es/2014/05/alvaro-arbeloa-yo-no-tengo-que-ser-ejemplo-para-nadie/
Enhorabuena una vez más.
Un cordial saludo,
Alberto.
Ángel Sanz dice
Alberto.
Vivir en USA a veces da otras perspectiva ¿verdad?. Muchas gracias. Tenemos mucho que hacer pero la verdad es que me parece más eficiente si las instituciones educativas se implican. Tenemos que sacar ventaja de que Deporte, Educación y cultura están bajo el mismo Ministerio.
Lo del fútbol… parece caso perdido!!