Este fin de semana, dando mi carrerita mañanera por el Paseo Marítimo de Cádiz y mirando la belleza de sus playas me fijé en los puestos de vigilancia que aún estaban desiertos y de repente me vino a la mente el tema del día: El Rescate a la Banca Española.
Todos los expertos están hablando de los términos más técnicos, de la cantidad que vamos a necesitar, de cómo va a activar la economía, de cómo debe quedar en panorama bancario… y todos los puntos de vista tienen sentido pero me da la impresión de que nos dejamos algo muy importante en el tintero y esta “Teoría del Socorrista” que me ha abordado mientras me costaba mantener el ritmo de la respiración, me ha parecido muy esclarecedora. Os cuento:
Una de las reglas básicas de cualquier socorrista en una “situación de rescate” de alguien que se está ahogando es ser consciente de que el “rescatado” probablemente intentará agarrarte de manera instintiva para salvar la vida. Por tanto, debes conocer bien la técnica y las reglas del rescate no sólo para salvarle a él sino para que no te ahogue a ti y terminéis los dos en el fondo del mar. Por tanto, en el caso extremo de que el “rescatado” no te permita que le rescates, lo más sensato es separarte de él hasta que puedas salvarle de manera segura.
Llevando esta metáfora a la situación del Rescate a la Banca Española, el paralelismo es alucinante. Resulta que un nadador (que es La Banca) se están ahogando y ahora tiene que venir el socorrista (que no es Europa que seguro que se va a cobrar sus intereses, ni siquiera es el Estado que lo único que hace es representarnos, sino que somos todos nosotros que vamos a tener que pagar la deuda vía negocio en los bancos o vía impuestos) a salvarle la vida. Una faena tener que ir a salvarle la vida a unas entidades que evidentemente han sido mal gestionadas y que se han metido en un lío del que no son capaces de salir por si solas, pero estamos como estamos.
Sin embargo, la cosa no queda ahí. Resulta que, el que se está ahogando (la Banca) no contento de hacernos tener que ir a su rescate (y avalarles) nos está agarrando y empujando hacia abajo con tal de salvar su pellejo. Cada vez tenemos que soportar más comisiones, mayores servicios obligatorios, que nos pidan más garantías, que nos restrinjan el crédito, que nos renegocien condiciones ya pactadas, que dificulten nuestra gestión bancaria, que nos exijan amortizaciones anticipadas y que nos “fundan” con un montón de otras maldades sólo para maquillar sus cuentas cada final de mes. Es el colmo de la desfachatez!!!! Resulta que vamos al rescate y parece que el “rescatado” se empeña en llevarnos a la tumba.
La diferencia entre el caso del rescate a una persona en el agua y el de la Banca es que la persona reacciona en contra de su “salvador” por un instinto incontrolable de supervivencia mientras que la Banca lo hace por ingerencia, por egoísmo, por cortoplacismo y por falta de ética. ¡Ya está bien, hombre!
Como he dicho, entiendo que estamos donde estamos. Que tenemos el rescate encima y que se va a inyectar liquidez a la Banca. Pero lo que no entiendo es que no tengamos meridianamente claro y garantizado que esa inyección vaya directamente a cumplir los objetivos de la reactivación de la economía: Mayor liquidez en el sistema económico, impulso a las pymes, a los emprendedores, generación de empleo y, sobre todo, que los Bancos dejen de utilizar su posición de poder (al ser los depositarios de nuestro dinero) para mantener una hemorragia de comisiones y dificultades de gestión que va a terminar dejándonos moribundos. Han sido malos gestores… y hay que ponerles límites y asegurarnos que hacen lo que el sistema necesita, que a veces irá en contra de los intereses de la Banca a corto plazo. Ya es hora de que miren por el bien común, ¿no?.
Propongo que nuestros Gobernantes (me refiero a todos nuestros representantes, no sólo los que están en el Gobierno) se aseguren de que el rescate vale para lo que necesitamos y que se instaure un elemento independiente (una comisión de control, o un consejo supervisor, o la forma que le quieran dar) que ponga los límites a la Banca, que tenga una visión más a largo plazo, que tenga indicadores concretos y que se asegure de que:
a) Se conceden más préstamos (por tanto efectivamente se inyecta liquidez en el sistema y nos beneficiamos TODOS)
b) Se reducen las comisiones bancarias con las que nos están haciendo pagar muchos de sus errores.
c) Se mantienen condiciones “razonables” en nuestra relación con los bancos
d) No nos cobran más de la cuenta ni nos vinculan a servicios que no requerimos
e) Se centran en hacer su negocio bancario y no se meten en otros “líos”
f) Tenemos representación del “pueblo llano” en ese organismo. Alguien independiente que pueda decir lo que piensa y no esté sometido a los designios de un Partido Político.
g) NO SE REPARTE NI UN DIVIDENDO hasta que nos hayan devuelto el préstamo que le estamos consiguiendo (como nos está pasando al resto de los españoles).
g) NO SE REPARTE NI UN DIVIDENDO hasta que nos hayan devuelto el préstamo que le estamos consiguiendo (como nos está pasando al resto de los españoles).
Creo que, si el “rescatado” no cumple al ofrecer un mínimo de garantías, es mejor separarnos un poco para poder salvarle de manera segura. Tenemos la oportunidad de poder exigir las condiciones del rescate a la Banca, y la oportunidad es ahora y no cuando hayan cogido “la pasta”. Las condiciones, debemos ponerlas nosotros.
¿Qué os parece que llevemos esta propuesta un poco más lejos? Podemos iniciar una campaña para obtener firmas y así podemos hacernos oir. Una niñera americana ( Molly Katchpole) consiguió que el Bank of America no le cobrara la injusta comisión de su tarjeta de débito tras conseguir más de 300.000 firmas (aquí está el vídeo). ¿Os apetece que demostremos que somos capaces de controlar nuestro destino en el momento que más lo necesitamos?
He iniciado una petición en el siguiente link. Si tenemos firmas suficientes podemos hacer que los cambios lleguen. ¿Os apuntáis? Vamossssss!!!!!!!
Deja un comentario