Hace unos días he tenido la suerte de correr la Spartan Race en Madrid. La he corrido con un grupo de amigos que nos habíamos propuesto como reto hacerla. Nos hemos preparado durante unos meses y la experiencia ha sido espectacular.
Os imagináis cómo ha sido ¿verdad?. Duro entrenamiento que he podido capitalizar en la carrera, me he puesto súper en forma, la he afrontado con solvencia, he hecho récord personal, nos hemos salido de la tabla y hemos superado cualquier expectativa de tiempo y de resultado… ¡increíble!. Suena bien ¿verdad?. Pues no ha sido así. La foto ha sido más bien la contraria.
En el primer obstáculo de la carrera he caído encima de una piedra justo con el lateral del pié. Esto me ha hecho cambiar toda la estrategia desde el primer kilómetro. Primera cosa que se te pasa por la cabeza: se acabó. No aguanto 13 km así ni de broma. No voy a retrasar al equipo. Pero en ese momento también se te pasa por la cabeza otro pensamiento: ¡aquí nadie se queja!. Y si me ha tocado vivir la carrera así… pues vivámosla así y disfrutémosla. Como decía Nadal «abracemos el sufrimiento», o como decía David Casinos… «si voy a tener que hacer este viaje tan difícil, mejor hacerlo en Business Class».
De repente la carrera se convirtió en algo dolorosamente divertido. Un equipo que se volcó en ayudar para que sacara lo mejor de mi. Descubrí que tenía que aceptar que me ayudaran y que podía ayudar a otros aún estando mermado en mis capacidades. Descubrí que los límites físicos, a veces no lo son tanto. Son más bien mentales. Y en el momento que controlas tu mente…. las cosas pasan. Y las cosas que pasan son alucinantes.
Hoy hablo de resiliencia en el blog de Expansión. Y lo hago después de experimentar de manera consciente cómo se entrena, cómo es clave para el rendimiento y cómo, cuando entiendes lo que estás haciendo, cuando entiendes para qué lo haces, casi puedes sentir cómo estás creciendo.
Como decía Carlota (compañera de equipo), en los entrenamientos nadie se ha quejado nunca. Y no ha sido por falta de ganas. Pero hemos entrenado para disfrutar con el esfuerzo. Es más fácil no quejarte cuando tienes un equipo en el que te sientes especial. Es más fácil sacar lo mejor de ti cuando sabes que los demás están haciendo lo mismo. Es más fácil transformar un problema en un reto. Y es más fácil entender que no puedes controlar lo que te ocurre, pero sí cómo lo afrontas.
En fin, que esta semana he crecido. Mirad esa foto del post. ¿No sentís cómo refleja la unión de un equipo que se ha entregado?. Para mi… sin duda. Y como ha sido una experiencia transformadora, volveremos a hacer algo parecido. Os mantengo informados.
Os dejo un vídeo con un ejemplo de los entrenamientos que hemos hecho.
Salmoral dice
Cuando hay otra carrera?