Voy a empezar por dejar claro que este post no es sobre política. No tengo ningún interés en demostrar mi ideología en este blog. Es más, no tengo ninguna vinculación política ni ideológica. He cambiado de criterio en diferentes ocasiones por lo que no es relevante lo que piense hoy. Así que no intento defender o condenar a ningún partido ni ideología. Este post va sobre nosotros. Sobre nuestra actitud respecto a lo que es importante y lo que no lo es.
En fin, empecemos. Esta semana se ha publicado los resultados de la encuesta del CIS sobre la intención de voto y vemos un crecimiento brutal de Podemos en el panorama político. Con la desastrosa gestión que los partidos mayoritarios (PP y PSOE) en un sistema bipartidista, con todo el desgaste, la corrupción, la cara dura, el desencanto, el engaño, el abuso de poder, etc… tiene sentido que la gente se canse y se castigue a los dos abusones. Son un desastre y no se merecen liderarnos en nada.
Lo interesante de esto no es que castiguen a los dos grandes. Lo interesante realmente es que el castigo va directamente al beneficio de un partido que no tiene propuestas concretas, que no tiene experiencia, que proviene de un grupo de teóricos universitarios y que utilizan el populismo como arma principal de alentar las pasiones y orientar el cabreo generalizado en su favor. Y esto ¿por qué es así?. Mi respuesta es clara: porque somos unos perezosos, cómodos y egoístas.
Una de las consecuencias que estamos sufriendo de nuestra joven democracia es que no nos creemos de verdad que nuestro voto vale para algo. Y eso lo saben nuestros líderes políticos. En el fútbol pasa algo parecido. En España todo el mundo te pregunta: ¿Eres del Madrid o del Barça?. Puedes haber nacido en Santander y disfrutar como un enano en el Sardinero cada sábado, pero eso no importa, porque como nunca vas a ganar la Liga, tienes que elegir entre los dos grandes para no vivir la decepción de la derrota o tener la oportunidad de vivir la gloria de la victoria. Y ser de uno o de otro, además, te define.
Lo mismo en el tema político; parece que hay que elegir entre ser del PP o del PSOE porque cualquier otra alternativa no tiene sentido ya que… no tiene oportunidad de ganar. Todo lo que no sea ir con los mayoritarios parece que es tirar el voto a la basura.
Entonces irrumpe Podemos para romper esta bicefalia. Y eso es bueno. Parece que despertamos y que lo que no creíamos que podía pasar a corto plazo de repente ocurre. Los votantes vemos que “otro mundo es posible”. Pero no lo hacemos por las razones correctas. Lo hacemos por dar por el saco. Por fastidiar. No por analizar alternativas reales sino por seguir un mensaje populista, vacío e irreal. Y esto no es mi opinión, es lo que ayer escuché a uno de sus líderes que decía que no tienen plan. Que aún lo tienen que definir. Que son estudiosos y que verán las mejores opciones. Yo no daba crédito..
Y el problema no es ese. Mañana podría venir cualquier partido a decirnos que nos regala un chalet en la playa si gana las elecciones. Lo que pasa es que no le creeríamos y no le votaríamos. Entonces… ¿porqué nos creemos esto?. Que Podemos suba en las encuestas no creo que sea tanto por su capacidad y sus propuestas. Si ha afectado su capacidad de oratoria pero poco más. Que Podemos suba en las encuestas es por nuestra incapacidad de pensar en lo que puede ser y no puede ser. Por nuestra pereza de asumir nuestra responsabilidad tanto en el proceso de voto como en exigir responsabilidad a nuestros líderes.
Tenemos un serio problema y es que nos hemos metido en la dinámica de SER de un partido político o de un equipo de fútbol. El verbo SER se centra en la ESENCIA. Y la esencia no se cambia. Ni se vende. Y mucho menos se entrega a nadie. Ni a un equipo de fútbol ni a un partido político. No se ES del PP, del PSOE, de Podemos o de UpyD. Si SOMOS de un partido político nos convertimos en borregos. NO SOMOS, sino que VOTAMOS al PP, PSOE, Podemos o UpyD.
Cuando somos conscientes de esto, cuando entendemos que nosotros tenemos control de nuestro voto, de nuestra opinión o nuestra simpatía por un equipo de fútbol, entonces entendemos que no perdemos nuestra ESENCIA al cambiar nuestra intención de voto o criticar constructivamente una mala gestión deportiva. No nos estamos traicionando a nosotros mismos. Y no implica que nuestra alternativa anterior fuera mala. Era la que creíamos mejor en ese momento. Y es entonces cuando el voto sirve para lo que sirve: que gobiernen los que tengan una propuesta más sólida con un equipo más creíble. De una manera directa, estaríamos siendo exigentes con nuestros gestores, porque tienen la espada de damocles encima siempre, no sólo por su propio partido y no sólo cada cuatro años.
Pero claro, mantener la esencia y no entregarla a un partido político es asumir la responsabilidad de lo que pasa. Es decir, que nuestras acciones tienen consecuencias. Requiere que nos eduquemos y que nos informemos para que tengamos un mínimo de criterio. Y es mucho más cómodo echar la culpa a los políticos u optar por una alternativa que destruye lo establecido pero no construye hacia ningún sitio, bien por incompetencia, bien por ignorancia o bien por estrategia.
Me he puesto a escribir esto porque, en una sobremesa, comentado el tema de Podemos, muchos de los participantes comentaban que estaban decepcionados con la clase política. Que entendían la subida de los populistas pero que, como no iba con ellos, no pensaban votar.
Votar a una alternativa que no tiene propuesta pero va en contra del sistema lo único que demuestra desencanto. No es la manera de hacerlo, y es evitar asumir responsabilidad pero qué le vamos a hacer. Sin embargo, no votar por desencanto es todavía peor. No sólo es evitar la responsabilidad. Es que además no damos ninguna pista de hacia dónde nos gustaría que fueran las cosas. Y creo que eso no nos da derecho a quejarnos de nada de lo que pase a partir de entonces. No votar es entregar la esencia sin lucharla. Y eso es horrible. Porque es no valorarnos a nosotros mismos como miembros de una comunidad.
Termino diciendo que no tengo especial simpatía o aversión a ningún partido político. Si Podemos aparece pronto con un plan y una alternativa me parecerá bien. Al menos sabremos lo que tiene en mente y si tiene sentido. Mi problema no es con Podemos, sino con las personas que los apoyan sin criterio ya que no pueden tenerlo porque no hay propuesta. Pero mi problema es también con los que apoyan al PP o al PSOE sin criterio más allá del borreguismo o del voto de la mayoría. Me parece igual de pobre y triste.
Estamos viviendo unos momentos interesantes en los que se va a ver la personalidad del español porque se abren alternativas que antes eran inconcebibles y va a tener que tomar decisiones. Una puede ser la de no tomar ninguna y dejarse llevar entregando su esencia a otros. Otra puede ser la de votar con criterio y sin perder la esencia. Lo bueno, es que al final, casi siempre tenemos lo que nos merecemos. Platón decía: «El precio de desentenderse de la política es ser gobernados por los peores hombres». El precio de entregar nuestra esencia lo estamos pagando. Habiendo experimentado las consecuencias estos últimos años, es interesante saber lo que vamos a hacer a partir de ahora. Porque es nuestro futuro lo que nos estamos jugando.
Os dejo un vídeo interesante de Gloria Álvarez (Guatemala) en el que nos ofrece una visión muy interesante sobre el populismo y sus consecuencias. Como siempre, la educación es clave en estos temas.
César dice
No puedo estar más de acuerdo contigo «tenemos lo que nos merecemos», cambiarlo solo está en nuestras manos.
Ángel Sanz dice
Pues al lío!!!!
Pedro dice
Me ha gustado mucho tu articulo. Me siento mas del equipo de mi ciudad, ahora digo soy del Mérida, y las proximas elecciones votaré a Podemos.
Gracias.
Ángel Sanz dice
Gracias Pedro. Me alegro entonces!!! EL Mérida gana en vinculación con su afición y Podemos un voto informado.
Félix Palma García dice
Angel, soy Félix Palma. Enhorabuena por tus reflexiones, ya me las había leido en Siempre Cerca. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Es más, yo soy de la opinión que votar no debería ser un derecho sino una obligación como sucede en muchos paises aunque solo sea por respeto a las muchas personas que dieron su vida para que votar fuera un derecho. Luego que voten, de forma reflexiva, lo que les de la gana, en blanco o lo que les apetezca. Por cierto, eso si soy del R. Madrid, contra el corazón no se puede ir, eso es SER, ESTAR Y ESENCIA. Un abrazo y mis felicitaciones